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El Almuerzo Desnudo - William S. Burroughs.

  • Foto del escritor: Manu Hemingway
    Manu Hemingway
  • 9 may 2019
  • 5 Min. de lectura

Se dice que la primera vez que alguien dijo la palabra "beat" fue en 1947 en Times Square. En un estado de "evanescente exaltación", Herbert Huncke no la dijo, la gritó. Un aullido en el camino. Cinco años después, John Clellon Holmes escribió en el New York Times un artículo titulado This is the Beat Generation. Allí definía algo que provenía de las entrañas de un país helado: "una revolución cultural en desarrollo, hecha por una generación de jóvenes (…) sin valores espirituales que pudiesen honrar". Por aquellos tiempos, Jack Kerouac habla de lo beat como lo beatífico, que quiere decir, según el diccionario: que tiene o produce serenidad y placidez. Pero, ¿quiénes eran estos escritores marginales que deambulaban por los suburbios de Nueva York o San Francisco? ¿Qué decían, cómo lo decían, contra qué lo decían? Durante la década del 50, un grupo de personas hartos de tanta guerra, tanto consumismo, tanto idiotez nacional, deciden crear su propio lenguaje.[1] Entre el reducido gremio de la generación Beat encontramos diversos escritores que ponen en cuestionamiento múltiples factores que consideramos adquiridos, nuevas geometrías de libertades, formas de pensar incluyentes, en un mundo de ondulaciones intermitentes encontramos a un Beat expansivo, con puertas abiertas que te invitan a pasar a la mesa de la cocina de la literatura actual, uno de los grandes referentes de esta generación es el Sr. William S. Burroughs y su aportación a toda una generación quedó en evidencia cuando escribe su gran obra maestra, El Almuerzo Desnudo.


Publicada en 1959 bajo el título The Naked Lunch, la obra describe las aventuras de William Lee en un viaje que comienza en los Estados Unidos, huyendo de la policía y buscando drogas para su próxima dosis, a lo largo de la novela se presentan pasajes en que se narran algunas de sus experiencias, así como los personajes que conoce en su travesía, hasta llegar a México donde la historia se difumina como en un trance de libertinaje y donde encontrará nuevos personajes que le mostrarán el mundo de las orgías, la vida homosexual (excluida en la sociedad de entonces) y los excesos de lo prohibido, todo esto para intentar en todo momento evidenciar y retratar a una sociedad norteamericana después de experimentar la segunda guerra mundial, e ilustrando las consecuencias no publicadas en los medios masivos, mofándose de sus instituciones, su gobierno, sus iglesias y clichés. Este es un libro sobre la droga: heroína, morfina, opio, marihuana, cocaína y todos los derivados imaginables, es una obra escrita por un yonqui durante su etapa de adicción, pero no es uno de esos libros que hablan sobre la droga con espíritu documental o moralizante, en esencia es un catálogo de distintas drogas y sus consecuencias físicas, psicológicas y emocionales, una guía indiscutible de cómo tocar fondo y no fracasar en el intento.


Como punto de partida en este libro tenemos una vertiente única; la obra al carecer del factor espacio - tiempo se puede comenzar en cualquier capítulo, haciendo que los diversos escenarios narrados se entrecrucen en un laberinto de posibilidades infinitas, así como la sucesión de personajes fijos, exceptuando al actor principal que es William Lee (alter ego del escritor) y que asoma una especie de confesión más que una historia de ficción bien narrada. Al meter un seudo personaje, Burroughs intenta librar una lucha contra una sociedad de matices puritanos, recordando que el libro al momento de su publicación fue causa de revuelo y censura, no para menos ya que en el desarrollo de los capítulos genera la descripción de sitios y lugares sórdidos y la nutre con un revestido lenguaje poco afectivo, sin tapujos, plasmando escenas de violencia o drogadicción sin mesura o tacto, todo lo contrario, sumando sucesos de sadismo, encuentros sexuales o prostitución inminente y todo de la mano de la muy necesaria dosis de droga en cada oportunidad que se presente, tópicos que le valieron (como a toda la obra de la generación beat) ser considerada obscena, con roces de pornografía e incitando a la comunidad americana al libertinaje y descontrol.


El libro rompe en todo caso con lo que en su momento se consideraba modernismo, al intentar con obras como esta acercarse un poco más a la percepción de la gente común, como en algún punto de la historia comentó Kerouac: si cualquiera no puede entender mi escritura es porque no estoy escribiendo como tendría que escribir. De aquí que personajes como Borroughs se separaran de ese modernismo académico y de bases sólidas para adentrarse a la experiencia de las letras espontáneas, sin rigor y de altas dosis de escepticismo. Algunos de los personajes que habitan en la novela hacen referencia a lugares imaginarios que ejemplifican la idea del escritor sobre esa intención de todo narrador a mostrar su ecosistema existencial, poniendo en el mapa cronológico que el Almuerzo Desnudo fue escrito en el auge de la guerra fría y a pesar que la obra no centra su objetivo en la exploración de clichés populares así como tampoco está al servicio de la ciencia, si manifiesta una total invitación a la destrucción de la sensibilidad del individuo per se, el ser humano ha de perder su identidad para convertirse en un insecto más dentro de una sociedad a la que pertenece, reflejo de su propia decadencia.


Sí hoy día tienes en mente leer una obra que cumpla con los cánones representativos de los años 50, esta es la novela por la que recomiendo comenzar, ninguna generación de escritores ha producido tanto impacto en lo consecuente como los Beat, una contracultura de jazzeros que hoy día por ironía de la misma naturaleza que emana la literatura son escritores de culto, que son tomados como referencia directa en diferentes temáticas, derechos de la comunidad LGTB, liberación sexual, feminismo, oleadas de ideas que comenzaron con bellos poemas y ejercicios de escritura usando técnicas como la denominada "Cut up" empleada por Borroughs en su Almuerzo Desnudo, esa narración incoherente que se ve desarmada, revuelta y vuelta a esculpir aleatoriamente para que pueda surgir una nueva historia, de esas que escapan de la lógica de toda narración, dejando sin lugar a dudas una lectura densa y a la vez hermética en cuanto a su esqueleto narrativo, esculpiendo una prosa con un lirismo único del género y nada recomendada para aquellos lectores que caminen con las páginas de la coherencia.


La necesidad de relatar los recuerdos ya es una experiencia vivida en sí, pero la destreza de Borroughs de tomar sus momentos en la memoria y que cobren vida en los que estén leyendo lo narrado es toda una proeza. El Almuerzo Desnudo advierte hasta qué punto la sociedad logra saciar y moldear a su antojo a una persona o comunidad sin identidad definida llevando a la consecuencia fatalista de enaltecer la decadencia humana que no sabe para qué vive, que va sin rumbo fijo a la desdicha, a la brecha infalible de la desolación, a un crepúsculo que no da paso adelante. Sí decides darle una oportunidad a semejante invitación, al exilio de la tranquilidad, te recomiendo antes dejar de lado todo concepto de lo que creas correcto, de aquí en adelante como en la vida amig@s, intenten recordar a cada paso que nada es malo y que la memoria también es una aventura extraña que debemos disfrutar.


By MaNu HemiNgway




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